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miércoles, 5 de febrero de 2014

El vivo vive del bobo.

Los años no llegan solos y a mí me han traído un clasismo casi enfermiso, no me refiero a las clases económicas sino culturales e intelectuales; aquellos que demuestran poco nivel evolutivo me resultan cláramente inferiores y creo que sus acciones justifican mi discriminación hacia ellos; no planeo matarlos, no tengo cómo, pero si se mueren no me harán falta.

Ejemplos tengo miles, pero hoy se me ocurre uno, el de los vivos y genios que hacen doble fila en todas partes, es decir, los bobos hacemos la fila oficial mientras los vivos hacen una fila al lado sin la más mínima vergüenza y se van colando a la fuerza o aprovechando descuidos de los bobos, además que algunos bobos son además retrasados mentales así que se creen buenos ciudadanos dándole paso a los vivos.

Hace dos semanas salí a almorzar con mi madre y ella quería ir a Hacienda Santa Bárbara, centro comercial bogotano al que hace milenios no voy, así que salí en lo que llaman «piloto automático», tomé a carrera séptima carril central hacia el sur y cuando pasé el centro comercial recordé que debía hacer un giro en U, vi el semáforo y este tenía 3 luces, dos para girar y una para los que siguen derecho, la lógica me dijo que si había dos luces para girar pues debía haber dos carriles para girar así que tranquilamente paré al lado del carro que estaba haciendo la primera fila y en ese momento noté que no había tal segunda fila, es decir, yo, Andrés el papá de la cultura ciudadana automotriz estaba cual salvaje haciendo lo que más odio, afortunadamente era un domingo de poco tráfico así que no hice ningún trancón porque de lo contrario la vergüenza me habría hecho arrancar e irme hasta otra parte donde pudiera hacer el giro correctamente.

Para el subdesarrollado promedio ese suceso no tiene relevancia, hacen la doble o triple fila sin problema, no les importa el trancón ni que les piten ni nada, no sienten vergüenza alguna, incluso se sabe de algunos especímenes que hasta sienten orgullo; pero para mí, es algo traumático, me hizo sentir un ser inferior, un salvaje cualquiera como esos que tanto odio, así que sieguí pensando en el tema y en cómo funciona eso en la sociedad de esta patria y observé con más atención las filas de carros en cada cruce por donde yo pasaba; me di cuenta que en la gran mayoría, si hay más de 3 a 5 carros haciendo la fila correcta, el siguiente o alguno de los siguientes carros que lleguen va a intentar crear una nueva fila para no tener que esperar a que pasen los carros que ya estaban en la fila principal.

Inicialmente creí que el problema se basaba únicamente de subdesarrollo e ínfulas de viveza e inteligencia; pero luego me di cuenta que esas cuasi personas que hacen la segunda fila suelen obtener excelentes resultados sin mayor esfuerzo, y eso se debe a que gran parte de los que hacen la fila principla son unos tarados de concurso; el semáforo se ilumina en verde y los de la fila oficial como que no lo pueden creer, tardan varios segundos en salir de su asombro y reaccionar, el que les sigue también se toma su tiempo y así sucesivamente; estos lapsos entre tarado y tarado hacen que los vivos puedan meterse tranquilamente y beneficiarse de la idiotez de los demás.

Hacer la fila correcta es siempre mi única opción, pero no por eso dejo de darme cuenta que estoy en la fila de los imbéciles así que es la que menos avanza mientras que la de los vivos ya desapareció;  además que me dan gana de dar un premio Grammy a cada buen samaritano que no por lento en arrancar sino que a propósito cede el paso a los vivos de la fila pirata y hasta le sonríe orgullozo de su muestra de nobleza y civismo.

Entonces, finalmente veo que el vivo no solo vive del bobo, sino lo que es peor: EL VIVO VIVE DEBIDO AL BOBO; porque tiene que ser uno demasiado idiota civilizado como para hacer la fila correcta a pesar que está compuesta en su mayoría de imbéciles y por ende está bíblicamente destinada a ser la más eterna de las filas; es casi una invitación de la naturaleza a volverse 'vivo' y unirse a el resto de salvajes que hacen de Bogotá lo que es hoy, una selva en todo el sentido de la palabra.


Hasta la próxima....

miércoles, 11 de abril de 2012

¿Cómo defender a los conductores?

Como amante de los automóviles, por años he defendido el uso del vehículo particular como más que un medio de transporte, me parece un estilo de vida, objeto de deseo, representación de los sueños, etc., durante mi adolescencia no gasté mi dinero en niñas ni en fiestas, todo lo gasté en carreras de Karts, luego, creyendo que los carros serían mi vida, decidí ciegamente estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Colombia (historia larga… ahora soy Diseñador Gráfico y Estudiante de Economía) y durante 3 años guardé cada centavo para poder correr «carros de verdad» en el Autódromo de Tocancipá, lo hice matriculándome en la Escuela de Pilotos Ford que ahora es patrocinada por Renault. Este párrafo con el fin de dejar claro que amo los carros y lo que representan (en serio), y que el hecho de ser ahora un peatón y ciclista urbano no me aleja de mis sueños automovilísticos.

Pero los años traen experiencias, y el cerebro está ahí para analizar las cosas, la sociedad, la economía y demás elementos que hacen parte fundamental de nuestras vidas; hace años habría marchado gratuitamente para exigir la construcción de más vías para los carros en Bogotá, eliminación del pico y placa, rebajas en los impuestos, rebajas en el costo de la gasolina, etc., pero hoy, ya no lo haría, creo que en general, el gremio de conductores colombianos no merecen que se les mejoren sus condiciones ni que se les facilite su vida al volante.

El desarrollo de ciudades y países depende especialmente en la cultura y nivel intelectual de las personas, es así que se deben tener conceptos claros de qué es correcto y beneficioso para una sociedad, y qué no lo es; tener vías para los carros es fundamental, así como lo es tener andenes para la gente, puentes y semáforos para regular cruces entre carros y peatones, etc., seguir estrictamente las normas para el uso de esta infraestructura es responsabilidad de cada persona, y una sola que no lo haga, afecta todo el sistema, luego, si se convierte en cultura popular violar las normas para beneficio particular, la ciudad se convierte en una selva de cemento en donde el más grande y más salvaje pasa por encima de los demás, y si esta tendencia llega a niveles intolerables, el mismo más grande, más fuerte y más salvaje se verá perjudicado porque el sistema se rompe totalmente para perjuicio de todos, incluso los más poderosos.

En ese orden de ideas, veo con tristeza, indignación, rabia, y demás, cómo se convirtió esta, una sociedad civilizada wannabe, en una tierra de nadie, totalmente salvaje donde:

  • El conductor promedio tiene enterrado en el fondo de su minúsculo cerebro que los andenes y ciclorrutas (vías para peatones y ciclistas) son, parqueaderos gratuitos para carros.
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    Se entiende que los pobres que solo pueden pagar un BMW Serie 5 nunca han tenido oportunidad de ir a Europa ni a Estados Unidos, así que no conocen qué es vivir en una ciudad de manera civilizada.
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  • El conductor promedio asume que por el hecho de conducir un vehículo, tiene todo el derecho de obstruir vías principales y secundarias (causando enormes traumas a la movilidad) para parquear sobre la vía, claro, solo si el andén y la ciclorruta están muy altos para que pueda subir su carro. Normalmente no tienen problema en parquear para sacar dinero del cajero, hacer una vuelta en el banco, comprar algo en algún local comercial, etc.
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    Pareciera que ‘da más puntos’ obstruir rampas de acceso para discapacitados.
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    Entre más grande sea el vehículo y más obstruya el andén, mucho mejor, da más estatus.
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  • Un porcentaje creciente de conductores de vehículos motorizados (no solo automóviles) está optando por hacer caso omiso a la luz roja de los semáforos cuando esta apenas acaba de cambiar, entonces cuando el semáforo ya está en rojo para los vehículos, hay 2 o 3 asesinos que se tiran con su vehículo para pasar el semáforo a como de lugar, acelerando en modo kamikaze mientras ponen en riesgo inminente la vida de todo aquel peatón o ciclista que «ose» pasar la calle cuando ya le corresponde por derecho; lo cual me recuerda esa vez que un taxista como cualquier otro casi me atropella pasándose un semáforo que ya se había puesto en rojo para él. (leer post)

  • Ni hablar del trato entre conductores; en un cruce siempre están los vivos (una mayoría en crecimiento) que hacen doble y hasta triple fila para doblar a la derecha o izquierda si les da pereza hacer la fila en el / los carriles verdaderamente destinados para el giro, así que obstruyen a quienes tratan de seguir derecho sin cruzar, lo cual obviamente se tira el tráfico varios cientos de metros a la redonda.

  • Ir en contravía parece ser otro de los símbolos de inteligencia y superioridad, para taxistas y motociclistas en especial, da igual andar en contravía, solo que en ese caso asumen actitud asesina y le tiran su vehículo encima a cualquiera que se atreva a llamarles la atención.
    Este taxista no disimula la contravía, de hecho se parquea frente a la señal tranquilamente mientras espera a su víctima pasajero.
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    Este otro taxista también en contravía, sobre la misma vía y apenas unos pocos minutos que el anterior se molesta con el vehículo particular que viene correctamente, así que se le pone al frente, desafiante, casi chocándolo de frente para hacerlo quitar, lo cual, consigue con facilidad a base de amenazas, y luego se dirige hacia mí a insultarme y amenazarme por tomarle la fotografía.
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  • Salir bajo los efectos del alcohol a conducir se volvió parte de la cultura nacional, al igual que conducir mientras chatea en su Blackberry es símbolo de superioridad intelectual, hace pocos meses fui atropellado a baja velocidad por un señor muy elegante en un Renault Megane automático, el hombre creyó que paró en el semáforo y se dispuso a chatear sin tener en cuenta que no cambió de D a N o a P en la transmisión de su carro, así que avanzó hacia mí impactándome a baja velocidad afortunadamente, solo cuando me vio montado sobre el capó de su carro se dio cuenta de su estupidez y procedió a disculparse con desdén.

En este punto me pongo a pensar ‘¿qué mas escribo?’, pero caigo en cuenta que no hay caso, los párrafos anteriores han sido solo una inútil pérdida de tiempo, al reflexionar y hacer memoria me doy cuenta que cualquier norma mínima de convivencia, seguridad, urbanidad y demás, es a diario pisoteada por una enorme mayoría de conductores que sencillamente no son más que una partida de salvajes subdesarrollados… sobre ruedas.

Que quiten el pico y placa, sí, por favor, para que les de un infarto a la mayoría mientras se atascan en su propia selva, a ver si así se toman la molestia de estrenar el cerebro y analizar otras opciones de moverse, así sea sin cambiar el carro, pero haciéndolo de una manera inteligente y civilizada; pero obvio, es una utopía, yo sé que eso no va a pasar.

Hasta la próxima país de vivos, inteligentes, machitos, alzados, (largo etcétera)…  arribistas sobre ruedas.

martes, 14 de septiembre de 2010

Colombia, un país en el que tener celular tiene pena de muerte

Cuando recién llegaron los teléfonos celulares a Colombia yo estaba muy pequeño, creo que estaba en los primeros grados del bachillerato, tener un equipo de esos costaba mucho dinero pero eso no fue impedimento para que en pocos meses la ciudad estuviera llena de gente con teléfono celular; pero como estamos en Colombia, la gente comenzó a preguntarse… ¿y si me lo roban?

La respuesta de los operadores fue maravillosa, dijeron que cuando un teléfono era robado, el dueño lo reportaba, de esa forma la cuenta se cancelaba y el aparato quedaba físicamente inservible; la idea es que cada aparato se identifica con su red de varias formas, una de ellas es el famoso IMEI (International Mobile Equipment Identity) la idea es que ese número es único, se supone que no hay 2 teléfonos celulares en el mundo con un mismo IMEI, de esta forma, el IMEI del aparato queda reportado y el aparato se convierte en un costoso pisapapeles, de esa forma no teníamos que temer por un atraco ya que el ladrón no estaría interesado en el equipo ya que no le serviría de nada el aparato debido a que el mismo quedaría inservible en cuestión de minutos u horas, mientras la víctima reportaba el delito.  ¿Entonces para qué molestarse?

Como era de esperarse, esa tranquilidad no duró gran cosa, en pocos años las masas tuvieron acceso a equipos de bajo precio y de un momento a otro pareció que todo el mundo tenía un celular, y no es mentira, encontrar a alguien sin celular es tan común como encontrar un trébol de cuatro hojas o alguna otra rareza.

En pocos años los celulares se convirtieron en objeto de deseo, y por supuesto, los robos comenzaron a parecer… un momento,  ¿no se supone que un celular robado no sirve de nada?

Pues resulta que si, el mercado negro es una cosa tan asquerosa como poderosa, es verdad que una persona del común no puede cambiar el IMEI de su teléfono celular con métodos “sencillos” pero existen equipos y software especializados en el tema que sirven para hacer muchas cosas con teléfonos celulares, entre ellas cambiar el IMEI, es decir, darle una nueva “identidad” a un teléfono celular, se supone que esa clase de recursos tecnológicos solo están disponibles para el fabricante y los operadores y/o centros de servicio especializados, pero los mal llamados “amigos de lo ajeno” se las arreglaron para disponer de los mismos recursos tecnológicos o sus equivalentes, entonces, después de todo… robar un celular si es “negocio”.

El proceso es que l víctima es atracada y despojada de su teléfono celular, luego el delincuente lleva el equipo a un lugar clandestino en donde lo revende, el comprador clandestino normalmente le paga al ladrón de manera inmediata un valor dado dependiendo del modelo y estado del teléfono. Luego ese comprador, teniendo acceso a los equipos necesarios, cambia el IMEI y luego pone en venta el equipo “al público”, normalmente en mercados de mala muerte en el centro de la ciudad.

La víctima reporta el robo ante su operador y el operador (se supone) bloquea la cuenta y el equipo, normalmente la SIM CARD con la información de la cuenta queda inservible y al cliente se le da una nueva con la misma línea, pero el celular sufre un cambio de identidad (IMEI), entonces de un momento a otro queda como un equipo válido que al ser re-vendido en el mercado negro, no tendrá problema en recibir una SIM CARD y validarse normalmente en la red de voz y datos de cualquier operador nacional. Es como el delincuente que se identifica con documentos falsos, haciéndose pasar como un ciudadano de bien.

Este tema ha estado en mi cabeza por muchos años, pero lo reviví gracias a un reciente artículo en la versión impresa del periódico EL TIEMPO en donde relatan con algo de detalle la ruta de un celular robado. Y el tema va más allá, al menos en mi cabeza, para mí el problema más grave no es el celular, hay 2 cosas que me parecen mucho más graves:

La primera y “menos importante” es que para los amigos de comprar robado (usado que llaman para limpiar su asquerosa conciencia) es perfectamente conocido el listado de lugares en los que se venden equipos celulares, los mercados negros son de conocimiento popular, no es debajo de un puente entre las 2 y las 4 de la mañana… ¡NO! Es en el centro de las ciudades, en locales comerciales públicos donde se comercializan esos equipos robados, los venden con la tranquilidad más grande, sin caja, visiblemente usados y a veces con contenido de sus dueños anteriores (lista de contactos, fotografías, SMS personales, etc.,) los entregan “en la mano” con un cargador genérico me imagino… y listo, obviamente a un precio muchísimo menor que el de un aparato legal.

Hace poco en un popular programa de televisión un periodista encubierto fue a la zona y encontró gran oferta de celulares, lo impresionante (no tan impresionante) es que aun sin preguntar, el vendedor le dijo tranquilamente que el equipo era robado, le confesó que fue robado en TransMilenio. En años pasados el periódico EL TIEMPO hizo un artículo similar en donde el periodista iba a la zona del mercado negro y veía como se movía el negocio con total tranquilidad, ¡incluso habían policías presentes… COMPRANDO CELULARES!

Cuando se le preguntó al jefe de policía de la zona al respecto, negó tener conocimiento del tema y como es normal, evadió la responsabilidad; entonces me pregunto yo:

¿Cómo es posible que el pueblo tenga total conocimiento de los mercados negros del celular y la policía no? (supuestamente claro)

Siendo evidentemente fácil detectar la ilegalidad del mercado (falta de documentos de importación,  impuestos… etc.) ¿Porqué no se realizan redadas sorpresa en esas zonas a diario?

Que el jefe o como se llame el encargado de la policía en la zona no rinda cuentas del tema ante un medio de comunicación es manejable, pero ¿cómo se explica que la institución, por medio de sus superiores o quien corresponda no le ponga atención a semejante caso de corrupción en los jefes/encargados o como se llamen de la fuerza pública?

La segunda cosa, que es la más grave para mí es que estamos hablando de mercados enormes de celulares robados, vendidos obviamente sin caja, sin manuales, sin documentación del fabricante… etc.,  entonces se asume que detrás de eso hay enormes redes de atracadores, técnicos de celulares, traficantes y demás “personas” que viven de ese negocio ilícito, partiendo del hecho que son cientos de individuos devengando grandes ingresos de esa actividad, se evidencia que el negocio se debe mover a un ritmo escandaloso, no sería negocio si solo se vendieran 10 o 50 celulares robados al día, no les daría las ganancias necesarias para sustentarse, debe ser un negocio que vende cientos y miles de celulares al día.

En ese orden de ideas me es imposible aceptar que el cliente de celulares robados no sepa que está comprando un celular robado, es imposible que crea que es un celular de origen legal aun cuando tiene que ir a sitios de mala muerte para obtenerlo, o incluso como el del reportaje en televisión, donde el mismo ladrón vende el celular que robó en plena calle de manera personal. No me vengan con cuentos que es que la gente cree que son celulares usados legales, que halla uno que otro ignorante que piense eso perfecto! Pero la enorme mayoría sabe a lo que va, es como el pendejo que se va al centro y se deja seducir por una dama semidesnuda recostada contra una pared y luego diga que no se le pasó por la cabeza que era una prostituta… por Dios.

Hoy en día, los asesinatos por robo de celulares están disparados, todos los días atracan a cientos de personas en calles, buses, transmilenios, etc., y la pena por resistirse al atraco es la muerte,  los ladrones/asesinos casi nunca son atrapados, y cuando los atrapan, pocas veces se les puede comprobar algo que les represente privación de la libertad por más de unas pocas horas.

Entonces, a sabiendas que un celular robado puede tener heridos y/o muertos detrás:

¿Cuántos miles de supuestos ciudadanos de bien van a diario a los mercados negros a comprar cientos o miles de celulares robados?

No son los mismos 100 o 500 “ciudadanos de bien” que van a diario a comprar un celular robado, NO,  la gente no cambia de celular a diario, tienen que ser 100, 400 o 700 o más “personas” diferentes las que van A DIARIO a los mercados negros a comprar celulares robados, con manchas invisibles de sangre, entonces, estamos hablando de miles, varios miles, realmente son CIENTOS DE MILES de “personas” que aun a sabiendas que están comprando algo robado, que le costó heridas y/o muerte a otra persona. Entonces, por ejemplo en una Bogotá de alrededor de 8 millones de personas, podemos hacer cuentas de varios cientos de miles a los que les importa un comino la vida ajena con tal de tener celular nuevo.

No son 100 o 300 ladrones, los ladrones son los que hacen el trabajo sucio; pero los que pagan por el fruto de esos atracos (compradores) son “gente” de igual o peor calaña, son los que después de todo… financian el mercado negro, son los que dicen “como yo no me lo robé, no me importa” “yo no hice nada malo” “yo no sabía que eso era robado”… y toda clase de estupideces que se caen de su propio peso, una cosa es comprar algo en Unicentro sin saber que de pronto es robado, pero ir a un mercado de mala muerte en el centro es otra cosa.

Entonces de los 8 millones de habitantes de Bogotá, ¿cuántos somos realmente de bien y cuantos fingen ser de bien?

Si ese negocio funciona es porque hay demasiadas “personas” a las que no les importa la sangre ajena con tal de estrenar celular, y no son cientos o miles, NO, estamos hablando de cientos de miles o hasta el millón (solo en Bogotá) vaya uno a saber, pero son demasiadas, que horror.

Hasta la próxima…

martes, 2 de marzo de 2010

Si las psicólogas de selección supieran leer, un paro de transportadores no sería tan grave.

¿No le ha pasado que en una entrevista de trabajo Ud. ya ha enviado su hoja de vida y la psicóloga no tiene ni idea de lo que dice en la misma?… por ahí va la cosa, me explico:

El 1 de marzo de 2010 hubo un paro de transportadores en la ciudad de Bogotá, Colombia (donde yo vivo), se extendió hasta el siguiente día y no se si mañana seguirá, todo dice que no; las razones son las de siempre, el  casi terrorista “gremio” de transportadores en busca de beneficios particulares inició el paro con disturbios violentos en algunas partes del sur de la ciudad, bloqueó vías para que el sistema de transporte masivo Transmilenio no pudiera funcionar, tiraron piedra, quemaron llantas… etc., (lo usual en ellos desde hace años, recuerdo eventos similares en mis épocas de colegio).

Para mi no hubo gran problema ya que cuento con el transporte de la empresa donde trabajo (fuera de la ciudad) así que me dejaron cerca de mi casa, solo tuve que caminar unos 15 minutos hasta mi casa lo cual no representa inconveniente alguno, de hecho aun sin paro de transportadores nunca he usado el transporte público para ese pequeño trayecto, me parece un gasto ridículo pagar por una distancia tan corta.

Muy entrada la noche hablé con el gerente de una reconocida cadena de comidas rápidas que vive muy cerca de donde yo vivo, le pregunté por su día, etc., me respondió que TERRIBLE, que perdieron millones de pesos por culpa del paro de transportadores ya que los empleados viven muy lejos y llegaron a trabajar muy tarde, y para empeorar las cosas, tuvieron que cerrar los locales 2 horas antes para que la gente pudiera lidiar con el enorme problema de llegar a sus respectivos hogares.

Continuó desahogándose contando su tragedia laboral, diciendo que tenía empleados muy al norte que vivían muy al sur, que habían tardado casi 4 horas en llegar al trabajo y no sabían como llegar de vuelta a sus casas; en ese momento vi que se repite el patrón que ya me pasó a mí y le pasó a mi novia hace poco, la enviaron a trabajar muy al sur, más exactamente a hora y media en bus (tomando 2 buses) mientras que a otra niña de la misma empresa que vive muy al sur, la enviaron a trabajar muy al norte, preciso a un lugar que habría quedado tan cerca a mi novia que habría podido caminar al trabajo. Absurdo !

En la empresa donde trabaja el señor la cosa pasa igual, tienen muchos locales al norte de la ciudad (la gran mayoría) pero una gran parte de los empleados viven muy al sur de la ciudad, aún en días sin eventualidades en el transporte, muchos empleados gastan hora y media o 2 horas en llegar a sus lugares de trabajo. También me confesó que por “cosas de la vida” hay algunos empleados de los pocos locales que hay al sur…. que viven al norte de la ciudad. Increíble.

Pensando en eso, recordé muchas de mis entrevistas de trabajo, donde la “psicóloga” de selección me puso a hacer por horas pruebas absurdas para identificar si soy un chimpancé o un humano, luego de eso me hace pasar a una entrevista más personal donde pregunta cosas que ya puse en la hoja de vida, cosas como donde vivo, cual es mi profesión, estado civil… etc.
Siempre he ha dado mucha rabia eso, porqué me preguntan cosas que ya les informé, porqué carajos me preguntan donde vivo si ya lo especifiqué en la hoja de vida… si !! esa que tiene en la mano!!

Esta gente no lee, o peor aun, no le importa lo que lee, el lugar donde vive una persona debe ser uno de los principales factores a analizar para decidir si se le contrata o no ya que influye directamente en la facilidad que tendrá la persona para llegar a sus sitio de trabajo, si le alcanzará el tiempo o no, en qué estado llegarán a trabajar, con qué gusto… etc. Eso es indicador de calidad de vida = calidad de trabajo.

Luego hoy en mi día de descanso forzoso veo los noticieros donde literalmente entrevistan a cientos de personas que viven en un extremo de la ciudad pero trabajan en el otro extremo.

Partiendo del hecho que la oferta laboral de personas es ridículamente superior a la demanda de la misma, creo que una empresa puede conseguir gente en prácticamente cualquier lugar de la ciudad, si necesita operarios, señoras de servicios generales, y demás personas sin mayores estudios académicos, encontrará personal por todas partes, debido a los reducidos ingresos de esas personas, la mayoría viven al sur de la ciudad, pero muy al norte también hay barrios enteros de gente con escasos recursos económicos, que puede cumplir perfectamente con esas labores.

Pero basándome en las entrevistas de los medios a las personas de bajos recursos el día de hoy, en mis experiencias de primera mano y demás, veo que hay una especie de juego irracional entre los empleadores y sus empleados: pareciera que las empresas al norte gustan de contratar personas de bajos recursos que viven al sur, y las empresas del sur buscan contratar personas pobres que viven al norte. Cosa extraña.

No se si las psicólogas de selección, jefes de personal, departamentos de recursos humanos o lo que sea, saben leer, no creo; pero en caso que si, les falta pasarse por una facultad de ingeniería y cursar un par de semestres de “Optimización de Recursos” o leer un libro sobre “Sentido Común”.

La calidad de vida de una persona es directamente proporcional a la calidad de su trabajo, cuando una persona gana muy poco y vive muy lejos de su trabajo, gasta más tiempo y dinero para llegar al mismo y regresar a su casa, demasiadas personas, en especial las más pobres, gastan al rededor de entre 3 y 4 horas diarias transportándose !! un gran porcentaje de ellas debe gastar más de 1 pasaje por trayecto, he sabido de personas que gastan 3 pasajes para poder llegar a sus trabajos. No hay derecho.

A sabiendas que a lo largo y ancho de la ciudad hay mano de obra (de toda clase), esta gente que selecciona a las personas para trabajar en las empresas debería justificar su salario haciendo BIEN su trabajo. No hay lógica en tener una oferta casi ilimitada de personas necesitadas de empleo y contratarlas por un salario de hambre para ponerlas a trabajar en el polo opuesto de donde viven; si su empresa es en el sur, pues contrate gente que esté lo más cerca posible, para que gaste el menor tiempo y dinero posible en transportarse.

Un empleado que vive cerca de su trabajo puede desplazarse en muy poco tiempo desde y hacia el mismo, aumentando el tiempo que realmente descansa y pasa tiempo con su familia,  reduciendo sus gastos (incluso a $0 si se transporta en bicicleta, patines, a pie u otros), de esa manera su CALIDAD de vida mejora impresionantemente y la calidad de su trabajo será fiel reflejo de ese hecho.  Además, en casos de eventualidades en el tráfico como un paro de transportadores, su empresa no perderá millones de pesos diarios porque sus empleados que viven en el polo sur no pueden llegar a picar el hielo en el polo norte. ¿No les parece? En lugar de perder millones, inviértalos en personal de contratación que sepa leer, que tenga sentido común, consideración con la población menos favorecida, etc.

Hasta la próxima…

lunes, 30 de noviembre de 2009

¿La bicicleta mejor que el transmilenio?

Este corto post hace las veces de anuncio parroquial mezclado con televentas, es decir, trato de evangelizarlos con la técnica televisiva de contar mi experiencia; el hecho es que como ya sabrán aquellos fieles lectores de este blog, desde hace ya más de 1 año elegí usar la bicicleta como mi medio de transporte preferido dentro de la ciudad. En mi primera evaluación estuve muy contento y ligeramente sorprendido de notar que desde mi casa en Bogotá (Av 19 con Calle 161) hasta la casa de mi novia (Calle 174 con 70) me tomaba 15 minutos (casi exactos) en desplazarme, mientras que tomando un bus, el trayecto me tomaba entre 25 y 30 minutos, lo cual es casi el doble y mucho más caro.

Hice algunos experimentos en la ciudad, la mayoría de ellos tomando la avenida 19, siempre obtuve tiempos decentes de desplazamiento a distancias decentes, es decir, hasta la calle 100, hasta Unicentro, hasta la calle 72, 63, etc... lugares muy representativos de la Bogotá (Norte).

El problema con la bicicleta es que hace que el tacaño que llevo dentro siga creciendo, y que me vuelva más desconfiado, es decir, difícilmente me hago a la idea de pagar un solo centavo para despazarme y los atracos masivos dentro de los buses son el pan de cada día (literalmente) la semana pasada en un horrible hecho, unos maleantes asesinaron a un policía que iba dentro del bus que pretendían robar, espantoso, morir por algo material, desgraciados, y a pesar de todo hay gente que dice que NO a la pena de muerte.

Bueno, para no salirnos del tema, yo pienso que no estoy dispuesto a pagar un solo peso para subir en un antiguo, contaminante y peligroso bus para que me lleve en medio de trancones hacia mi destino con una probabilidad bastante alta de ser atracado.

En ese orden de ideas, hace algunas semanas, decidí ir a visitar a mi novia al trabajo un sábado, para ese día, ella tenía que trabajar en el Home Center del Sur (Av 68 con Calle 37 Sur) lo cual es lejos para mi, bastante lejos si les recuerdo que vivo en la calle 161 Norte. En fin, para ese hecho me mentalicé a ir en bus, me pareció lo más lógico, debido a la distancia descarté inmediatamente la bicicleta, pero luego me imaginé tomando un bus, ir sentado en esa cosa por Dios sabe cuantos trancones desde mi casa hasta allá, las decenas de personas que se subirían a contar historias trágicas para pedir dinero, y las posibilidades de ser atracado, en fin.

Llamé a mi novia y le pregunté cómo llegaba ella al trabajo y me dijo que tenía 2 formas, casi idénticas en tiempo, una opción era tomar un bus que tomara la Av 68 hasta el sur, lo cual a ella le tomaba una hora y media, la otra forma era tomar el transmilenio hasta no se donde diablos y luego tomar un bus, se ahorraba a lo sumo unos 10 minutos y la mayoría del trayecto que era en transmilenio pues estaba relativamente más segura, igual roban a la gente a diario en el TM pero al menos no de manera violenta.

Al escuchar eso sentí un rechazo instantáneo a la idea, para ir a visitarla por 1 hora (el almuerzo) no me voy a gastar 3 horas dentro de un bus, imposible, que cosa tan espantosa, me desespero dentro de un bus escuchando historias trágicas, niños llorando, música que no me gusta, etc., oliendo a gente que no siempre está muy bien aseada y no siempre anda muy bien del estómago (ya saben a lo que me refiero).

Entonces dije, si debo estar allá a las 13:00 (1pm) pues me voy a las 11:00, calculo que me gastaré al rededor de 2 horas, pero nunca he ido tan lejos en la bici, así que pensé que la cosa podía tardar un poco más pero decidí arriesgarme.

El temor a gastar demasiado tiempo me hizo salir de mi casa a las 10:50, salí mentalizado a no ir corriendo porque hacer eso en un trayecto tan largo solo lograría quemarme y hacerme pasar un muy mal rato, así que la tomé suave, me fui en modo "paseo" no demasiado rápido ni demasiado despacio, tomé la Av 19 hasta la Calle 100 y luego la 100 que se convierte mágicamente en Av 68, pedaleando por la vía de los carros en la 100-68 porque ya no hay ciclurruta y a decir verdad me parece que la misma es muy peligrosa en los cruces.

Luego de la Av 68 con 80 me siento perdido, no conozco, así que no se ni en donde voy ni cuanto me falta, no se si voy bien o voy mal, ni siquiera tengo reloj, solo el de mi celular que no he sacado ni sacaré en todo el trayecto, en fin, cuando me siento muy perdido le pregunto a alguien si ya me pasé del almacén en cuestión, me dicen que siga no se cuantas cuadras y que ahí se vé claramente, sigo, sigo, sigo hasta que al fin aparece el Home Center, entro al parqueadero, me bajo de la bicicleta y mientras el señor me dice donde ponerla saco el celular y miro la hora: son las 12:00.

Corroboro con el reloj del almacén y resulta que es verdad, no hay nada malo con mi celular, me gasté 1 hora y 10 minutos, increíble; ni siquiera estoy sudando tanto como para sentirme incómodo, lo normal, no hay camisetas empapadas ni frentes goteando (y eso que yo sudo bastante) solo que como me lo tomé de manera relajada pues nunca me esforcé demasiado.

Estuve con mi novia, me comí una oblea y me terminé el agua que llevaba en mi "botilito" me despedí de ella y me fui luego de su hora de almuerzo, le advertí que debido al desgaste físico yo calculaba que me demoraría un poco más de regreso ya que no tenía las mismas fuerzas que de venida, salí, pasé la calle y esta vez, para mayor seguridad (en mi concepto) por el carril izquierdo (OJO: solo en pleno día y con buena visibilidad) y pegado al andén izquierdo comencé a pedalear, tranquilo, relajado, respirando, disfrutando del aire, de la luz, etc... luego, más cansado que antes, llegué de nuevo a mi casa en la calle 161 (norte) con Av 19, miré el reloj, hice la sencilla operación matemática y obtuve el resultado menos esperado: 1 hora y 5 minutos.

Es decir, en el peor de los casos me gasté 40 minutos menos y $2.500 pesos menos que en un bus urbano (ida y vuelta); en el mejor de los casos, me gasté (contra la combinación TM y Bus) de 20 a 30 minutos menos y $5.500 pesos menos. Además hice ejercicio y la pasé mucho mejor... si bastante, la bicicleta es divertida porque yo conduzco :) 

Mi concepto de las distancias, los tiempos y los medios de transporte han cambiado mucho desde ese momento, es como si me dijeran que el cielo es verde de un momento a otro y yo llevo toda la vida viéndolo azul. Es algo que uno tiene que ver y vivir para creer. Yo les cuento, ustedes deciden si me creen, no soy un atleta, ni siquiera ando todos los días en bicicleta ya que trabajo en Cajicá y uso el transporte de la empresa, de hecho (y me apena decirlo) fumo un par de cigarrillos los fines de semana. Así que si lo hago yo... ¿porqué no lo puede hacer usted?

Ahí les dejo mi experiencia, que se corrobora con un artículo reciente el el periódico EL TIEMPO donde hicieron un experimento entre la calle 125 con carrera 21 y la calle 72 con carrera 7a: "mientras los viajeros en cicla tardaron 20,6 minutos, los que usaron transmilenio emplearon 32.1 minutos, y los que iban en automóvil 34,7 minutos".

En fin, hay les dejo, hasta la próxima...