miércoles, 5 de febrero de 2014

El vivo vive del bobo.

Los años no llegan solos y a mí me han traído un clasismo casi enfermiso, no me refiero a las clases económicas sino culturales e intelectuales; aquellos que demuestran poco nivel evolutivo me resultan cláramente inferiores y creo que sus acciones justifican mi discriminación hacia ellos; no planeo matarlos, no tengo cómo, pero si se mueren no me harán falta.

Ejemplos tengo miles, pero hoy se me ocurre uno, el de los vivos y genios que hacen doble fila en todas partes, es decir, los bobos hacemos la fila oficial mientras los vivos hacen una fila al lado sin la más mínima vergüenza y se van colando a la fuerza o aprovechando descuidos de los bobos, además que algunos bobos son además retrasados mentales así que se creen buenos ciudadanos dándole paso a los vivos.

Hace dos semanas salí a almorzar con mi madre y ella quería ir a Hacienda Santa Bárbara, centro comercial bogotano al que hace milenios no voy, así que salí en lo que llaman «piloto automático», tomé a carrera séptima carril central hacia el sur y cuando pasé el centro comercial recordé que debía hacer un giro en U, vi el semáforo y este tenía 3 luces, dos para girar y una para los que siguen derecho, la lógica me dijo que si había dos luces para girar pues debía haber dos carriles para girar así que tranquilamente paré al lado del carro que estaba haciendo la primera fila y en ese momento noté que no había tal segunda fila, es decir, yo, Andrés el papá de la cultura ciudadana automotriz estaba cual salvaje haciendo lo que más odio, afortunadamente era un domingo de poco tráfico así que no hice ningún trancón porque de lo contrario la vergüenza me habría hecho arrancar e irme hasta otra parte donde pudiera hacer el giro correctamente.

Para el subdesarrollado promedio ese suceso no tiene relevancia, hacen la doble o triple fila sin problema, no les importa el trancón ni que les piten ni nada, no sienten vergüenza alguna, incluso se sabe de algunos especímenes que hasta sienten orgullo; pero para mí, es algo traumático, me hizo sentir un ser inferior, un salvaje cualquiera como esos que tanto odio, así que sieguí pensando en el tema y en cómo funciona eso en la sociedad de esta patria y observé con más atención las filas de carros en cada cruce por donde yo pasaba; me di cuenta que en la gran mayoría, si hay más de 3 a 5 carros haciendo la fila correcta, el siguiente o alguno de los siguientes carros que lleguen va a intentar crear una nueva fila para no tener que esperar a que pasen los carros que ya estaban en la fila principal.

Inicialmente creí que el problema se basaba únicamente de subdesarrollo e ínfulas de viveza e inteligencia; pero luego me di cuenta que esas cuasi personas que hacen la segunda fila suelen obtener excelentes resultados sin mayor esfuerzo, y eso se debe a que gran parte de los que hacen la fila principla son unos tarados de concurso; el semáforo se ilumina en verde y los de la fila oficial como que no lo pueden creer, tardan varios segundos en salir de su asombro y reaccionar, el que les sigue también se toma su tiempo y así sucesivamente; estos lapsos entre tarado y tarado hacen que los vivos puedan meterse tranquilamente y beneficiarse de la idiotez de los demás.

Hacer la fila correcta es siempre mi única opción, pero no por eso dejo de darme cuenta que estoy en la fila de los imbéciles así que es la que menos avanza mientras que la de los vivos ya desapareció;  además que me dan gana de dar un premio Grammy a cada buen samaritano que no por lento en arrancar sino que a propósito cede el paso a los vivos de la fila pirata y hasta le sonríe orgullozo de su muestra de nobleza y civismo.

Entonces, finalmente veo que el vivo no solo vive del bobo, sino lo que es peor: EL VIVO VIVE DEBIDO AL BOBO; porque tiene que ser uno demasiado idiota civilizado como para hacer la fila correcta a pesar que está compuesta en su mayoría de imbéciles y por ende está bíblicamente destinada a ser la más eterna de las filas; es casi una invitación de la naturaleza a volverse 'vivo' y unirse a el resto de salvajes que hacen de Bogotá lo que es hoy, una selva en todo el sentido de la palabra.


Hasta la próxima....

1 comentario:

Herbert Andres Rodriguez Cadena dijo...

Supongo que es cuestión de llenarse de tolerancia, además, en esta sociedad "cosmopolita", donde tantas culturas inmersas en un espacio que no tiene identidad como Bogota, pues que se puede hacer unos seguimos reglas y somos fundamentalistas y otros quieres ser aberrantemente "vivos". Saludos y bueno leerte de nuevo.