miércoles, 11 de abril de 2012

¿Cómo defender a los conductores?

Como amante de los automóviles, por años he defendido el uso del vehículo particular como más que un medio de transporte, me parece un estilo de vida, objeto de deseo, representación de los sueños, etc., durante mi adolescencia no gasté mi dinero en niñas ni en fiestas, todo lo gasté en carreras de Karts, luego, creyendo que los carros serían mi vida, decidí ciegamente estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Colombia (historia larga… ahora soy Diseñador Gráfico y Estudiante de Economía) y durante 3 años guardé cada centavo para poder correr «carros de verdad» en el Autódromo de Tocancipá, lo hice matriculándome en la Escuela de Pilotos Ford que ahora es patrocinada por Renault. Este párrafo con el fin de dejar claro que amo los carros y lo que representan (en serio), y que el hecho de ser ahora un peatón y ciclista urbano no me aleja de mis sueños automovilísticos.

Pero los años traen experiencias, y el cerebro está ahí para analizar las cosas, la sociedad, la economía y demás elementos que hacen parte fundamental de nuestras vidas; hace años habría marchado gratuitamente para exigir la construcción de más vías para los carros en Bogotá, eliminación del pico y placa, rebajas en los impuestos, rebajas en el costo de la gasolina, etc., pero hoy, ya no lo haría, creo que en general, el gremio de conductores colombianos no merecen que se les mejoren sus condiciones ni que se les facilite su vida al volante.

El desarrollo de ciudades y países depende especialmente en la cultura y nivel intelectual de las personas, es así que se deben tener conceptos claros de qué es correcto y beneficioso para una sociedad, y qué no lo es; tener vías para los carros es fundamental, así como lo es tener andenes para la gente, puentes y semáforos para regular cruces entre carros y peatones, etc., seguir estrictamente las normas para el uso de esta infraestructura es responsabilidad de cada persona, y una sola que no lo haga, afecta todo el sistema, luego, si se convierte en cultura popular violar las normas para beneficio particular, la ciudad se convierte en una selva de cemento en donde el más grande y más salvaje pasa por encima de los demás, y si esta tendencia llega a niveles intolerables, el mismo más grande, más fuerte y más salvaje se verá perjudicado porque el sistema se rompe totalmente para perjuicio de todos, incluso los más poderosos.

En ese orden de ideas, veo con tristeza, indignación, rabia, y demás, cómo se convirtió esta, una sociedad civilizada wannabe, en una tierra de nadie, totalmente salvaje donde:

  • El conductor promedio tiene enterrado en el fondo de su minúsculo cerebro que los andenes y ciclorrutas (vías para peatones y ciclistas) son, parqueaderos gratuitos para carros.
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    Se entiende que los pobres que solo pueden pagar un BMW Serie 5 nunca han tenido oportunidad de ir a Europa ni a Estados Unidos, así que no conocen qué es vivir en una ciudad de manera civilizada.
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  • El conductor promedio asume que por el hecho de conducir un vehículo, tiene todo el derecho de obstruir vías principales y secundarias (causando enormes traumas a la movilidad) para parquear sobre la vía, claro, solo si el andén y la ciclorruta están muy altos para que pueda subir su carro. Normalmente no tienen problema en parquear para sacar dinero del cajero, hacer una vuelta en el banco, comprar algo en algún local comercial, etc.
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    Pareciera que ‘da más puntos’ obstruir rampas de acceso para discapacitados.
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    Entre más grande sea el vehículo y más obstruya el andén, mucho mejor, da más estatus.
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  • Un porcentaje creciente de conductores de vehículos motorizados (no solo automóviles) está optando por hacer caso omiso a la luz roja de los semáforos cuando esta apenas acaba de cambiar, entonces cuando el semáforo ya está en rojo para los vehículos, hay 2 o 3 asesinos que se tiran con su vehículo para pasar el semáforo a como de lugar, acelerando en modo kamikaze mientras ponen en riesgo inminente la vida de todo aquel peatón o ciclista que «ose» pasar la calle cuando ya le corresponde por derecho; lo cual me recuerda esa vez que un taxista como cualquier otro casi me atropella pasándose un semáforo que ya se había puesto en rojo para él. (leer post)

  • Ni hablar del trato entre conductores; en un cruce siempre están los vivos (una mayoría en crecimiento) que hacen doble y hasta triple fila para doblar a la derecha o izquierda si les da pereza hacer la fila en el / los carriles verdaderamente destinados para el giro, así que obstruyen a quienes tratan de seguir derecho sin cruzar, lo cual obviamente se tira el tráfico varios cientos de metros a la redonda.

  • Ir en contravía parece ser otro de los símbolos de inteligencia y superioridad, para taxistas y motociclistas en especial, da igual andar en contravía, solo que en ese caso asumen actitud asesina y le tiran su vehículo encima a cualquiera que se atreva a llamarles la atención.
    Este taxista no disimula la contravía, de hecho se parquea frente a la señal tranquilamente mientras espera a su víctima pasajero.
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    Este otro taxista también en contravía, sobre la misma vía y apenas unos pocos minutos que el anterior se molesta con el vehículo particular que viene correctamente, así que se le pone al frente, desafiante, casi chocándolo de frente para hacerlo quitar, lo cual, consigue con facilidad a base de amenazas, y luego se dirige hacia mí a insultarme y amenazarme por tomarle la fotografía.
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  • Salir bajo los efectos del alcohol a conducir se volvió parte de la cultura nacional, al igual que conducir mientras chatea en su Blackberry es símbolo de superioridad intelectual, hace pocos meses fui atropellado a baja velocidad por un señor muy elegante en un Renault Megane automático, el hombre creyó que paró en el semáforo y se dispuso a chatear sin tener en cuenta que no cambió de D a N o a P en la transmisión de su carro, así que avanzó hacia mí impactándome a baja velocidad afortunadamente, solo cuando me vio montado sobre el capó de su carro se dio cuenta de su estupidez y procedió a disculparse con desdén.

En este punto me pongo a pensar ‘¿qué mas escribo?’, pero caigo en cuenta que no hay caso, los párrafos anteriores han sido solo una inútil pérdida de tiempo, al reflexionar y hacer memoria me doy cuenta que cualquier norma mínima de convivencia, seguridad, urbanidad y demás, es a diario pisoteada por una enorme mayoría de conductores que sencillamente no son más que una partida de salvajes subdesarrollados… sobre ruedas.

Que quiten el pico y placa, sí, por favor, para que les de un infarto a la mayoría mientras se atascan en su propia selva, a ver si así se toman la molestia de estrenar el cerebro y analizar otras opciones de moverse, así sea sin cambiar el carro, pero haciéndolo de una manera inteligente y civilizada; pero obvio, es una utopía, yo sé que eso no va a pasar.

Hasta la próxima país de vivos, inteligentes, machitos, alzados, (largo etcétera)…  arribistas sobre ruedas.